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Por favor, use este identificador para citar o enlazar este ítem: http://repositorio.unapec.edu.do/handle/123456789/327
Título : Transformación capitalista y regionalización en la República Dominicana, 1875-1920
Autor : Baud, Michel
Fecha de publicación : 1986
Citación : Baud, M. (1986). Transformación capitalista y regionalización en la República Dominicana, 1875-1920. Investigación y ciencia, año 1, núm. 1, enero-abril 1986, pp. 17-29.
Resumen : Este artículo explora la manera diferenciada en que las tres principales regiones del país para la segunda mitad del siglo XIX experimentaron o vivieron la incorporación o establecimiento del modo de producción capitalista. Esa diferenciación se debió en gran medida a la debilidad del aparato estatal de entonces, que poco o nada podía hacer para controlar la relativa gran independencia del campesinado y el influjo poderoso del capital extranjero en su búsqueda de materias primas, medios o factores de producción y mercados. Así, aunque el campesinado dominicano de mediados del siglo XIX tenía, en general, una misma larga tradición de vida sustentada en el autoabastecimiento o la economía de subsistencia, su incorporación al sistema de vida capitalista no se produjo de manera similar. En la región norte o cibaeña, junto a la influencia de una clase comercial extranjera, principalmente alemana, que acaparó e incentivó la exportación de tabaco, emergió una clase comercial local que operó como intermediario de ese producto y como canal para las importaciones de artículos de consumo. Clase comercial local que, luego de la crisis mundial de 1876, y para contrarrestar en parte el descenso de los precios del tabaco en los mercados internacionales, tomó el control directo de una buena proporción de las labores agrícolas de la zona y asumió de manera principal el cultivo del cacao, también para fines de exportación. En esta región, en donde el capital extranjero no pasó del área comercial, el campesinado siguió cultivando los alimentos para su propio consumo, por lo que mantuvo un cierto grado de independencia frente a la penetración capitalista. En cambio, en la región sureste, donde se estableció el capital extranjero ligado a la explotación de la caña de azúcar, el peso e influencia de las empresas extranjeras fue decisivo en cuatro aspectos fundamentales: 1) en la alta tecnificación de los mecanismos de producción y en el carácter monopólico que asumió; 2) en la destrucción del sistema de tenencia de tierra comunero y en el consecuente acaparamiento de la propiedad de la tierra de la zona, lo que perjudicó a los campesinos, que se vieron desposeídos del medio fundamental para su sustento y obligados a proletarizarse, esto es, a alquilarse por el pago de un jornal; 3) en la consecuente merma de la producción de alimentos para el consumo local y el consiguiente aumento de sus precios; y 4), ante la cierta resistencia de los campesinos locales a emplearse por los bajos salarios que en un momento dado empezó a pagar la industria azucarera, en el recurso sistemático a la mano de obra barata procedente de las Antillas menores y de Haití. Por su parte, la región fronteriza se caracterizó por quedar al margen de todo ese proceso y por no recibir el amparo del gobierno dominicano. Abandonada a su suerte, mantuvo una economía primitiva, prácticamente de trueque y subsistencia, sustentada en el ganado, en la que el poco comercio o intercambio que se daba estaba orientado casi exclusivamente al mercado haitiano. Uno de los mayores efectos de esta situación fueron los problemas de población: una buena parte de los dominicanos emigró hacia el oriente del país, mientras que muchos pobladores haitianos se asentaron en la zona. Ante todos estos procesos generados por la implantación del modelo capitalista de producción, el gobierno no actuó de manera neutral ni mucho menos en defensa del interés "nacional": débil como era, dependiente de los ingresos procedentes de las exportaciones e importaciones, promovió la implantación capitalista principalmente mediante la transformación y regulación del régimen de propiedad y dejando vía libre a las grandes empresas para que trajeran los trabajadores extranjeros que necesitaban.
Descripción : Michiel Baud (biografía): Es el actual director del Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos de Ámsterdam (CEDLA). Ocupa esa posición desde el año 2000. Estudió historia contemporánea en la Universidad de Groningen y se doctoró en ciencias sociales en la Universidad de Utrecht. Su investigación doctoral fue realizada en República Dominicana y versó sobre la historia social del campesinado tabacalero de la región norte del país. Posteriormente realizó estudios en Ecuador y en Brasil. Como profesor, ha sido catedrático de estudios latinoamericanos en la Universidad de Leiden y actualmente imparte la misma materia en la Universidad de Ámsterdam. En el presente sus líneas de investigación tratan sobre las ideologías indigenista y su influencia en las interpretaciones académicas, el papel de los movimientos étnicos en la política latinoamericana, el análisis de la modernidad en América Latina, entre otros. Sus últimos trabajos publicados, son "El ambientalismo y ecologismo latinoamericano" (2015, en coautoría con Joan Martínez Alier y Héctor Sejenovic), "La gobernanza ambiental en América Latina. Mapeando miradas, dinámicas y experiencias" (2014, en coautoría con Mariana Walter y otros) y "Water reform governmentality in Ecuador: Neoliberalism, centralization, and the restraining of polycentric authority and community rule-making" (2013, en coautoría con Jaime Hoogesteger and Rutgerd Boelens).
URI : http://repositorio.unapec.edu.do/handle/123456789/327
Aparece en las colecciones: Investigación y ciencia
(Año 1, Núm. 1, enero-abril 1986)


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